martes, 22 de septiembre de 2009

Andrea (5º parte)

Tres semanas. Ese era el tiempo que había transcurrido desde mi accidentada visita familiar. Había vuelto a la universidad, pero mi cabeza seguía allí. Era como si mi cuerpo y mi mente tomasen caminos separados. No podía dejar de pensar en las palabras de mi padre: “ esto no acabará así…”. Tenía miedo, no sé porque pero algo me decía que me anduviese con ojo. Más vale prevenir que curar, como se suele decir. Pero hay ocasiones en las que con prevenir no basta.


Una noche, cerca de las once, volvía a la residencia cuando todo pasó. Lo único que recuerdo de ese momento es que me atacaron por detrás. Un hombre mucho más alto que yo y con mucha más fuerza, se abalanzó sobre mí. Mientras con un brazo me sujetaba, con el otro apretaba mi cuello. Quería gritar pero el pánico y la falta de oxígeno me lo impedían. Braceé y pataleé pero no pude liberarme. Su llave era indestructible. En cuestión de segundos, quedé inconsciente.

No recuerdo nada de lo que pasó entre mi secuestro y el momento en que me desperté de nuevo en casa de mi padre.

-Aaahhh…- me dolía todo el cuerpo. Estaba mareada y para colmo todo me daba vueltas. Estaba en mi cuarto, pero no conseguía reconocerlo. Tenía clavada una vía en mi mano izquierda y unos tubos de oxígeno me ayudaban a respirar mejor. Una pinza en mi dedo corazón controlaba mis constantes vitales. Pero qué coño había pasado. Tal vez mi secuestrador me había violado y dejado tirada casi muerta en medio de la nada y mi familia había ordenado mi traslado a casa, para que la prensa o los amigos de mi padre no se regocijasen con su desgracia, mi desgracia. Intenté levantarme pero unas manos me sujetaron.

-No te levantes cariño, todavía es pronto.- esa voz era tan familiar que obedecí. Era la voz de mi tía Julia. Ella era la única persona en el circo de mi familia en la que podía confiar. Se había casado tan enamorada de mi tío, que tardó años en darse cuenta de que clase de tipo era.De su enlace nació mi primo Rubén. Hacia años se había marchado de casa y nadie había vuelto a saber de él. Era a la que más me dolió abandonar cuando me enviaron interna al colegio. Era mi segunda madre.

-¿qué me ha pasado?- . Mi voz sonaba ronca y mi boca estaba tan seca que me costaba articular palabra.

-No sé como decírtelo Andy

-¿Me han violado? Es eso verdad- pregunté aterrada.

-No cariño, esto es mucho peor. ¿no recuerdas nada de lo que pasó mi cielo?

-Sólo que un hombre me atacó por la espalda, el resto está borroso… casi negro.

-Todo ha sido cosa de tu padre y mi marido…ellos…

-¿Ellos qué? ¿qué me han hecho?- las lágrimas empezaban a resbalar por mis mejillas.

-El trasplante.- fue lo único que logró decir. Lloraba tanto o más que yo.

-¡No¡, eso no puede ser. Esto es un sueño. Me despertaré y nada habrá pasado. Estaré en mi habitación de la residencia, lejos de aquí

-Lo siento, pero no es un sueño….

Entonces, presa del dolor, empecé a llorar como hacía años que no lloraba. Julia, se acercó y me abrazó. Intentaba consolarme pero su llanto ocultaba el mío. Yo era como una hija para ella y mi dolor era su dolor. Cómo había sido capaz mi padre de hacerme esto. Yo sólo era médula, nada más. Me sentía mal, sucia, violentada.

-Tengo que irme de aquí. Ayúdame a levantarme- de un tirón me arranqué los tubos de oxígeno y la vía de mi mano. La sangre empezó a resbalar por mi muñeca, pero me daba lo mismo. Tenía que irme de allí lo antes posible.

-Es pronto para que te levantes, sólo hace dos horas que te extrajeron la médula. Es peligroso que te pongas de pie.

-Peligroso dices, y no es peligroso estar en esta casa de sicópatas trastornados-. Dije mientras salía de la cama. Me bastó poner un pie en el suelo para que todo empezase a girar y las náuseas me postrasen de rodillas.

-Te lo dije, vuelve a la cama. Nadie te molestará aquí. No ves que ya consiguieron lo que querían de ti.

-¿Cómo eres capaz de vivir así? Vente conmigo .Huye.- le dije mientras me ayudaba a volver a la cama y me colocaba una venda en la mano para que dejase de sangrar.

-No puedo, no te das cuenta que soy parte de esto. Sé tantas cosas que si me fuese no tardarían ni dos días en encontrarme muerta en una cuneta.-Lo peor de todo es que tenía razón- lo que si podemos hacer es acabar con ellos….. CONTINUARÁ

martes, 8 de septiembre de 2009

Andrea (4ª parte)

La habitación olía a hospital; era una mezcla entre analgésicos y muerte. El doctor revisaba los resultados del último análisis de mi padre y los datos en la pantalla de las distintas máquinas que decoraban el dormitorio. Le dijo algo al ogro, que no alcancé a escuchar, y salió.

-Ricard, me voy- dije nada más quedarnos solos

-¡¿Cómo?¡-sus ojos estaban a punto de salírsele de las órbitas

- lo que has oído. Me voy. No me voy a someter a esas pruebas, no voy a ser tu donante.

- soy tu padre Andy… por favor- parecía suplicar. ¿Mi padre suplicando? Esto era nuevo.

- ¡¡no me llames así¡¡ jamás vuelvas a llamarme así . ¿Me has oído? ¡¡¡¡¡ Jamás¡¡¡¡¡ Así solo me llamaba mi madre. Juré ante su tumba que jamás te ayudaría.- nunca tuve dudas a la hora de tomar mi decisión pero oírle llamarme así me enfureció y le sentenció. Estaba más segura que nunca. Su vida no valía nada para mí.

- puedo obligarte y lo sabes. Mis abogados moverán los hilos que hagan falta, llamarán a todas las puertas y en dos semanas estarás sobre la mesa de un quirófano.-amenazó. Pero el único aterrado en esa habitación era él. Sabía que si me obligaba no sería a través de abogados, mi padre empleaba otras técnicas más rápidas y efectivas. Sin embargo, le seguí el juego. Era divertido verle desquiciado.

- inténtalo. Cuando lo consigan, tú ya estarás muerto y yo lejos de aquí. La justicia en este país es lenta papi -dije en un tono irónico, aunque a partir de ese día e incluso después de su muerte tendría que dormir con un ojo abierto. Estaba jugando en la liga de los poderosos, donde un no nunca vale como respuesta. Y no me engañé.

- hija de puta, eres igual que tu madre, debí enviarte con ella hace tiempo. Nunca me has servido para nada. Un lastre, solo eres eso.

- pero tú te mueres…tu dinero no puede comprar ni mi amor ni tu salud. Escogiste mal tus prioridades papi…

- esto no acabará así…- gritó ya sin aliento.

- lo sé, pero recuerda de quien soy hija. Si algo heredé de ti es el saber defender lo que es mío.

Intentó decirme algo más pero la rabia le impedía hablar. La verdad no tiene vuelta de hoja. Sonriendo salí de la habitación, cogí mi maleta y me dirigí a la salida. Sentía como se clavaban en mi espalda las miradas de todos los que estaban en la casa. Acababa de poner punto y final a mi vida en esa familia. Acababa de sentenciar a mi padre y ganarme muchos enemigos. Pero me daba igual. Hacía mucho tiempo que ya no formaba parte de los Villegas. Creo que nunca fui parte de esa jauría, siempre fui sólo hija de mi madre. Mi única familia llevaba 18 años bajo tierra.



Seis horas después, entré en mi cuarto de la residencia y decidí olvidar todo lo vivido hasta ese momento y empezar de cero. Pero,..¿Me dejarían hacerlo?... CONTINUARÁ